El otro día quedé para tomar café con un hombre con el que había conversado a menudo tanto por chat como por teléfono. Poco a poco esas conversaciones se fueron espaciando lógicamente hasta que fueron esporádicas e inexistentes. Hacía tiempo que me fijé que iba borrando su perfil, antes activo, hasta dejarlo con poco más que en un nombre sin nombre. Dice Carlitos: La cuenta de Carlitos solo era femdom, y la mayor parte por mi deseo hacia Usted Lo justo para, imagino, poder entrar de vez en cuando. Lo he mantenido para hablar con Usted, por lo demás, me salí por completo.

Habíamos mantenido contacto durante años. Le pregunté, desde cuándo hablamos…más de cuatro años, seguro. En un primer momento hablábamos de fetichismo de pies, o de FemDom o de alguna práctica concreta o de nuestras experiencias, algo de nuestra vida o charlábamos sin más. Me contó que sus experiencias con la FemDom fue siempre con Amas profesionales, que en alguna de estas experiencia se sintió sometido pero que en la mayoría no. Sabía que iba buscando de vez en cuando Amas con las que tener una sesión de pago porque era consciente de la dificultad de encontrar una no profesional. Soy consciente de mis condicionantes, así que para qué perder el tiempo.

Carlitos, que en principio de presentó como fetichista de pies con inclinaciones sumisas, me descubrió el poema de Miguel Hernández:

Me llamo barro aunque Miguel me llame.
Barro es mi profesión y mi destino
que mancha con su lengua cuanto lame.

Soy un triste instrumento del camino.
Soy una lengua dulcemente infame
a los pies que idolatro desplegada.

Como un nocturno buey de agua y barbecho
que quiere ser criatura idolatrada,
embisto a tus zapatos y a sus alrededores,
y hecho de alfombras y de besos hecho
tu talón que me injuria beso y siembro de flores.

Coloco relicarios de mi especie
a tu talón mordiente, a tu pisada,
y siempre a tu pisada me adelanto
para que tu impasible pie desprecie
todo el amor que hacia tu pie levanto.

Más mojado que el rostro de mi llanto,
cuando el vidrio lanar del hielo bala,
cuando el invierno tu ventana cierra
bajo a tus pies un gavilán de ala,
de ala manchada y corazón de tierra.
Bajo a tus pies un ramo derretido
de humilde miel pataleada y sola,
un despreciado corazón caído
en forma de alga y en figura de ola.

Barro en vano me invisto de amapola,
barro en vano vertiendo voy mis brazos,
barro en vano te muerdo los talones,
dándote a malheridos aletazos
sapos como convulsos corazones.

Apenas si me pisas, si me pones
la imagen de tu huella sobre encima,
se despedaza y rompe la armadura
de arrope bipartido que me ciñe la boca
en carne viva y pura,
pidiéndote a pedazos que la oprima
siempre tu pie de liebre libre y loca.

Su taciturna nata se arracima,
los sollozos agitan su arboleda
de lana cerebral bajo tu paso.
Y pasas, y se queda
incendiando su cera de invierno ante el ocaso,
mártir, alhaja y pasto de la rueda.

Harto de someterse a los puñales
circulantes del carro y la pezuña,
teme del barro un parto de animales
de corrosiva piel y vengativa uña.

Teme que el barro crezca en un momento,
teme que crezca y suba y cubra tierna,
tierna y celosamente
tu tobillo de junco, mi tormento,
teme que inunde el nardo de tu pierna
y crezca más y ascienda hasta tu frente.

Teme que se levante huracanado
del blando territorio del invierno
y estalle y truene y caiga diluviado
sobre tu sangre duramente tierno.

Teme un asalto de ofendida espuma
y teme un amoroso cataclismo.

Antes que la sequía lo consuma
el barro ha de volverte de lo mismo.

El Rayo que no cesa. Poema XV Me llamo barro. Miguel Hernández

Para los que tengan curiosidad por la simbología de este texto desde el punto de vista de la exégesis literaria pueden leer el siguiente análisis. Si bien, el artículo de la Biblioteca Miguel de Cervantes no ve tan claro las referencias fetichistas y sumisas, creo que los que estamos en el mundo FemDom sí podemos ver claras las implicaciones y el sentido que Carlitos le daba al texto y el motivo por el que él se sentía barro. Como toda buena poesía tiene diversos niveles de lectura que enriquecen la pluralidad simbólica de sus significado.

Carlitos y su inmensa paciencia fue distanciándose al ir Yo entrando menos en la red en la que solíamos hablar. Imagino que ya ni se plantearía que nos fuéramos a ver en persona hasta que el otro día por fin encontramos un rato para tomarnos ese café postergado durante años. ¿No le apetecería una café y verme temblar de nervios? Le dije que sí. No se ría que me empiezo a poner nervioso

Me hizo ilusión poder conversar con él cara a cara, aunque él se mostrara cortado, nervioso, agitado. Se le notaba la boca seca al hablar. Yo me reía al verle tan atribulado. A ratos la respiración se le entrecortaba, su mirada se mantenía fija y la sonrisa no se le iba de la cara. No sé cómo sentarme ¿Fetichista? no, sumiso, con Usted me siento completamente sumiso, no solo fetichista.

Cuando Una tiene delante a un hombre dispuesto a entregarse, Úseme por favor, es lo que toda Dominante espera de alguien que se define como sumiso. No ponía condiciones, después de años sabía que su confianza en mí estaba fuera de toda duda. Deseo sentir su voluntad sobre la mía.

¿Qué sientes al estar conmigo Carlitos? una especie de enamoramiento muy intenso, necesito estar bajo Usted.

El sumiso es íntegro y es paciente. Carlitos es un tipo de persona que está seguro de sí mismo, es eficaz, pragmático, organizado, ordenado y con mucho autocontrol. Vuélvame suyo.

Sé barro, Carlitos.

4 comentarios en «Me llamo barro, aunque carlitos me llame»

  1. No deja de asombrarme ,cada ves que te leo es algo que no se puede explicar .sabiduría, placer y aprendizaje continuo ,solo darte las gracias por hacernos ver y descubrirnos a nosotras mismas y hablo como domina .

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