Mi casa, Mis normas. Parte 2
Servir a la Señora Scheherezade me hacía sentir en la cima del mundo, aunque no siempre comprendía sus silencios. Aquella mañana aprendí que la verdadera obediencia no consiste solo en cumplir órdenes, sino en escuchar lo que no se dice. A veces, el silencio puede ser una lección más dura —y más reveladora— que cualquier palabra