Hace algún tiempo me llegó este mail, que fue el primer de dos, en donde se me consultaba una serie de cuestiones que creo que pueda servir para aquellos que están dando los primeros pasos dentro del BDSM. Con la confianza de que sea de utilidad aquí les copio el mail y mis respuestas.
Buenos días Señora
Soy un varón de 46 años abrumado por la extrema curiosidad que me produce el mundo del BDSM, de hecho, mi mayor cabreo reside, en que esta “curiosidad” sobrevenida sea tan tardía. Tengo una sensación de tiempo perdido, a pesar de que he sido muy activo en el ámbito vainilla.
He leído cerca de 20 de sus artículos, no pretendo que usted sea un oráculo délfico que resuelva mis dudas, si lo hiciera emplearía usted demasiado tiempo pues son muchas, dada mi oceánica ignorancia en el tema. Es decir, no escribo con el animo de que usted me responda a todo, ni a un poco, si bien si me encantaría tener al menos un acuse de recibo.
La verdad es que me reconozco en muchos de los defectos que usted señala como habituales en sumisos y también en alguna que otra de sus virtudes.
Me gustaría entrar en este mundo y creo tener la suficiente madurez y algunas ideas claras. No tengo intención de dar ningún paso atrás, pero me tomare todo el tiempo y la reflexión que sea necesaria para dar un paso adelante. En eso me conozco y en otros ámbitos de la vida he sido firme en mis decisiones una vez que he calibrado sus implicaciones. Parafraseando a un humorista de la televisión, “si hay que ir se va, pero ir pa na, es tontería”.
Ahora viene la inmensa lista de dudas (sin ánimo de que sean resueltas). La primera es que ni siquiera se si soy sumiso, pues la idea de ser Dom me resulta igualmente atractiva, lo que según el vocabulario he averiguado que se llama switch. Por otro lado, en cuanto a los limites físicos, creo que serian muchos, pues gustarme, no me gusta el dolor en lo absoluto, pero si la capacidad de soportarlo para complacer a la otra persona. Evidentemente el aspecto mental y psicológico es el que me atrae, aunque para su perfecto funcionamiento requiera de lo físico.
Como me considero (y además creo que soy) 100% heterosexual así de buenas a primeras la feminización (ponerme unas braguitas de encaje o ropa femenina) no me resulta para nada excitante, ni morbosa, no me llama la atención en lo absoluto, si bien desconozco si es un límite real o flexible como dices en uno de tus artículos. En cambio, otras prácticas más físicas que impliquen feminización podría tolerarlas pero precisamente, por el hecho de que quien las lleva a cabo es una mujer.
De hecho, como absoluto principiante que soy, cuando imagino a una Domina, esta es inevitablemente un pibón de infarto. Admito que esto es un defecto y un error e incluso podría ser peligroso, pues impediría o te cegaría a la hora de ver las cualidades que realmente han de ser importantes un una domina. Si supero esta inclinación, debida tal vez en parte a la imagen del BDSM en el cine y las series, creo que para mi lo mas importante y aquello que más me atraería de una Domina, es que yo le gustara a ella, y el hecho de gustarle yo, provocaría que ella me gustara. Esto me conduce a un callejón sin salida, pues si el protocolo dice que yo debo presentarme e iniciar el acercamiento (¿es asi, no? Y nunca ella, entonces es más difícil saber si despierto o no su interés.
Otra duda mas de principiante, es como abordar los inicios en este mundo, (aquí suplicaría que al menos se me concediera una frase). Las redes sociales, las temo por definición, es un rio revuelto, ni siquiera se que decir en mi perfil. He oído que la única que vale es Fetlife, aunque también hablan de subspace y sométeme ¿?.
En cuanto a las fiestas, que en muchos blogs las presentan como lugar ideal para iniciarse, tengo muchas reservas. Como persona muy vivida en la noche y el mundo nocturno, sospecho que, aunque el universo BDSM pretenda (o a veces da la impresión) presentarse como algo radicalmente diferente al mundo vainilla, hay cosas que en todas partes son iguales. Quiero decir, que salvo algunas personas “autenticas” con independencia de su rol, intuyo que serán un baile de máscaras, con personas vestidas de negro, que lo mismo saben de BDSM incluso menos que yo (que ya es decir), y vainillas que han decidido pasar un viernes o un sábado original en una fiesta de disfraces, y luego autoconcederse alguna patina de iniciado en la sexualidad alternativa.
Por último, y esto me parece lo más fiable, la web de BDSMX afirma hacer encuentros distendidos y sin dress code, para tomar unas cañas y charlar con gente del BDSM. Otros lugares como La Pasteleria (allí donde te cobraron 70 euros por nada) dicen reunirse los jueves a charlas de forma informal. Esta me parece la vía más fiable sin perjuicio de estar en alguna red social y acudir a fiestas. Deduzco por alguna de tus entradas que a lo mejor no es de tu total agrado el presumible tuteo y colegeo de estas quedadas, pero ahora mismo me parecen la mejor opción. ¿Cree usted que voy bien encaminado?
Muy agradecido por haber leído lo arriba expuesto.
A. C.
Buenas tardes
Me encantaría, con el permiso de Scheherezade, aportar a estas dudas un poco más de luz desde el punto de vista de una persona que ha pasado hace años por el mismo punto que el autor de la consulta.
El mundo del bdsm tiene ciertos rasgos coincidentes con el mito de la caverna platónico. Me explico. En el mito de la caverna, los encadenados en ella solo podían distinguir las sombras de los objetos que se movían fuera de ella. En el bdsm, siguiendo con el paralelismo, coexisten cuatro realidades: la de los sumisos, la de las sumisas, la de los Amos y la de las Amas. Cada una de estas realidades solo pueden ser conocidas realmente, valga la redundancia, por aquellos que pertenecen a cada uno de estos grupos. Por poner un ejemplo: un sumiso sabe lo que es un dromedario. Una sumisa, solo ha visto la sombra del dromedario. ¿Podrán mantener una conversación sobre un dromedario? Pues claro que sí, pero sus puntos de vista, serán muy diferentes, porque la sumisa podrá haber visto en realidad un camello, y podría pensar que lo que el sumiso llama “dromedario” no es más que un camello con alguna carga encima, puesto que solo ha visto la sombra del mismo, ya que nunca se podrán poner de acuerdo en si el animal tiene una o dos jorobas.
Y asi con cada uno de los grupos.
Con esto, ¿qué quiero decir? Que lo primero que tiene que conseguir un sumiso es ver “el dromedario”. Y el dromedario, en este caso, no es más que él mismo. Nadie le podrá enseñar lo que es realmente un dromedario más que él mismo. Porque él mismo, es el dromedario.
Si nos vamos al terreno práctico, el sumiso debe aprender a conocerse. Y fruto de ese aprendizaje debe conocerse lo máximo que le sea posible. Y hay un tipo especial de autoconocimiento que pienso que le ahorrará muchísimo tiempo. En mi “dromedariez” particular, hubo un momento especial de luz. Ese momento llegó cuando percibí que básicamente existen dos grandes grupos de sumisos:
A) Los que buscan el placer de la sumisión con el objetivo de ejercitar prácticas concretas que son aquellas que realmente le llaman la atención. Llámense spanking, lluvia, feminización, humillación o cualquiera otra, cuyo número y descripción ya no vienen al caso.
B) Los que buscan el placer de la sumisión mediante la entrega del poder a otra persona sin ningún tipo de preferencia hacia situaciones concretas, siendo precisamente en esa entrega del poder donde radica su gusto por estas prácticas.
Para los del primer grupo, las posibilidades son más amplias, simplemente se trata de o bien coincidir con personas que ejerzan un rol dominante y buscar consensos en cuanto a las prácticas a realizar, o bien seleccionar profesionales que realicen prácticas concretas, con quien salvo una mala elección, no es difícil hacerse “un traje a medida”.
Para los del segundo grupo, al que desgraciadamente pertenezco, las posibilidades son mucho menores, puesto que es mucho más difícil encontrar personas que estén en la misma onda. Y además es prácticamente imposible seleccionar profesionales que estén en disposición de aportar un trabajo tan complejo como es el de entender que el placer de ese sumiso no está en ninguna práctica concreta. Que alguien piense y disfrute no se puede comprar.
A partir de aquí, por supuesto que surgen sombras. Nada es blanco ni negro. Podría ser perfectamente que encuentres placer tanto en un lado como en otro o incluso un ligero placer en el hecho de entregar el poder de poseerte y uno mayor en realizar determinadas prácticas. El dromedario que yo he visto podría ser marrón oscuro y el del consultante marrón arena del desierto, pero lo que está claro es que ambos son dromedarios.
Conozco sumisos del primer tipo que negocian, por decirlo de alguna manera, determinadas prácticas con las que no se sienten a gusto con el objetivo de ser premiados con otras en las que si encuentran placer. Lo fundamental en este caso, es que el sumiso sepa en todo momento lo que le gusta o lo que no. Y eso solo se consigue de dos maneras: la imaginación y la experiencia.
He dejado para el final otro tema que suele preocupar enormemente a los sumisos novatos, y es el tema de la autoestima y su heterosexualidad.
En primer lugar he de decir que no hay ninguna práctica, dentro de lo sano, seguro y consensuado que deba avergonzar a nadie. La psicología humana es extraordinariamente compleja y es fundamental aceptar esta premisa. No serás nunca menos hombre ni menos persona o viceversa por el hecho de haber efectuado práctica alguna dentro de los parámetros SSC antes descritos.
Y llegados a este punto, ya solo puedo hablarte de “mi dromedario”. Yo soy sumiso, hombre por tanto, y heterosexual. Pero imaginemos que mi Ama, la persona a la que le he entregado el poder de jugar conmigo como le plazca y con quien disfruto el placer intelectual de mi entrega, es aficionada al pegging. En ese caso, como hombre y ser humano, la sola visión de un arnés, me produce un temor enorme de que el dolor de la penetración me impida complacerla y por tanto decepcionarla hasta el punto de que la relación finalizase. Pero por otro lado, si esa persona decidiera penetrarme lo haría básicamente debido a dos motivos: su autocomplacencia y el placer que le causa que yo sea un hombre al que desea poseer. Ambas cosas me producen un placer mental absolutamente intenso y en dos vertientes: En una, porque estaría completando una entrega absoluta al poder de otra persona, Y en otra porque entendería que, como hombre, le he llamado la atención lo suficiente como para desear poseerme.
Con esto, quiero poner un ejemplo de como el orgullo varonil puede florecer incluso cuando puede parecer que se realiza una práctica reservada a otros tipos de orientaciones sexuales. No hay que perder nunca la autoestima ni tampoco conservar en exceso apegos a roles sexuales procedentes del mundo vanilla del que se acaba de salir, en el caso de pertenecer al segundo grupo. En el caso de que se pertenezca al primero, la autoestima y la heterosexualidad deseada no deben estar nunca en peligro, puesto que es el sumiso quien, de alguna manera, marca sus límites o en el peor de los casos, negocia con ellos.
Espero que esta división de dromedarios ayude al consultante a soltar amarras y a adentrarse por estos caminos inexplorados. Y ya que empecé con Platón, termino con Sócrates: conócete a ti mismo.
m
Buenos días miguel. Me ha parecido muy didáctico tu comentario y lo primero agradecerte el tiempo empleado para redactarlo. Uno sólo puede imaginarse lo que siente el otro y ese esfuerzo es enriquecedor, por supuesto que ponerse en el lugar del otro y de sus sentimientos siempre puede llevar a malas interpretaciones pero es lo que hay. La incomunicación del ser humano a pesar de su capacidad gestual y verbal es un hecho.
Gran parte de la relación entre Ama y sumiso, por circunscribir el comentario a la FemDom, es que el Ama para ser buen Ama debe tener alguna referencia de lo que siente el sumiso con cada orden, lo que tampoco quiere decir que tenga, como obligación que experimentarlo para entenderlo, como ya comenté en alguna entrada antigua. Yo, por ejemplo, pregunto mucho, incluso en sesión. Aunque puedo intuir cómo se siente el convencimiento absoluto no se tiene, especialmente si es está jugando con alguien poco expresivo. Tras la sesión también pregunto. ¿Cómo si no vamos a ir por el mismo camino? Yo no soy sumisa y nunca he experimentado la sumisión, así que difícilmente me puedo poner en la piel de un sumiso pero sí puedo aproximarme si me tomo la molestia de querer entenderlo. Si cada sesión es distinta con la misma persona, ya si cambiamos de persona es nueva por completo. Cada experiencia es singular y dárselas de listo a lo único que lleva es a dejar de aprender, meter la pata y que se pierda la confianza.
Ojalá los sumisos tuvieran la paciencia de leer, especialmente los comentarios que me dejáis.
Un saludo y nos vemos.
Scheherezade Dom
Buenas tardes, hay vainillas, como yo, que la curiosidad le hace leer todo lo que cae en sus manos, pero por un motivo claro. No tengo un rol a seguir, disfruto del sexo cuando lo hay y/o mi pareja deja de estar perdido buscando a qué grupo pertenece. A él siempre le ha gustado el BDSM, … y ha buscado vivirlo… aún a riesgo de matar nuestra relación. No busco la postura del misionero, nunca me he negado a «jugar» a lo que surja. Pero si algo marca que soy Domina es que mi compañero es mío, y lo que no quiero que haga, no lo va a hacer. Celos NO,… hemos hecho tríos, orgías, mi parte vainilla es la lealtad y la exijo.
Hola buenos días. Nosotros, que vivimos una relación D/s en el día a día querríamos aportar nuestro punto de vista: un sumiso no es el que busca su excitación y su “orgasmo” a través de las prácticas femdom sino aquel que encuentra su felicidad y su placer al entregarse a su Ama. La excitación no es ponerse unas braguitas, no es admirar la vestimenta de Ella, no es indicar lo que él desea a su Ama, etc. Es algo mucho más que eso. Si te hace poner unas braguitas te excitaras al obedecerla a Ella, es estar pendiente de Ella en todo momento, es vivir por y para Ella, es hacer de sus deseos y gustos los tuyos, es facilitarle las “situaciones” del día a día que se le presenten para resolverselas, es conocer sus deseos y cumplirlos para su felicidad. En definitiva, el placer del sumiso no es otro que el de su Ama, no el suyo “personal”, que desaparece en el momento que es aceptado como sumiso de Ella.
Entendemos que es mucho el fetichismo que conlleva el ver un “pivón” ataviada de unos altos tacones” , un maquillaje agresivo, una ropa de cuero y una actitud dominante. Pero aunque eso te pueda excitar deberás pensar si ese sumiso que ves en manos de la Dómina podrías ser tu , porque de ver y excitarse a ser protagonista real de esa condición es algo muy distinto. Si tu Ama te humilla habrás de ser obediente y complacerla (es su deseo), si te azota pensarás solo en complacerla y recibirlos, y así con todo ya que tu Ama es quien se ha convertido en la Dueña de tu cuerpo y de tu mente y pensamiento.
Por tanto el camino es lento, y paciente para no confundirse.
Saludos de SEÑORA y jm{SEÑORA}
¡Qué verdad que es eso que decís! «porque de ver y excitarse a ser protagonista real de esa condición es algo muy distinto» por eso comenté lo de bendita fantasía… no todos entran en rol, algunos se quedan como en shock, otros lo pasan mal, otros tienen que parar e irse. Si al menos se siente que se desea ser usado por una Dómina es un paso adelante, si únicamente se espera sentir placer todo el tiempo va mal encaminado.
Gracias y saludos a ambos. Mi blog se construye con vuestras siempre sensatas y enriquecedoras aportaciones.
Scheherezade Dom
Muy buenas respuestas. El buen hombre habrá quedado mas que satisfecho.
Gracias. Nunca se tiene la certeza de ayudar pero se intenta.