El castigo en las relaciones D/s es una herramienta fundamental para corregir conductas inadecuadas del sumiso. Basado en el conocimiento mutuo y el respeto a los límites, el castigo debe ser desagradable pero no transgresor. Su aplicación requiere sutileza y comprensión profunda de la dinámica de la relación.

Partamos de la base de que una relación D/s está fundamentada en un conocimiento mutuo a través de numerosas conversaciones sin prisas en donde poco a poco se aclaran gustos, intereses, prácticas, límites, fantasías, deseos, etc. Si todo esto se da para cualquiera que no esté en el mundo del BDSM puede parecer inexplicable el hecho de que haya una entrada acerca del castigo. Y es algo fundamental.

Si recurrimos al María Moliner, castigar se define como: infligir un daño a alguien que ha cometido un delito o falta, o que ha ofendido o causado algún daño a quien le castiga. Si lo llevamos al ámbito del BDSM el sentido del castigo siempre es corregir una conducta antes hablada, una ofensa, o algún tipo de perjuicio como no asumir una orden dada, tomarse alguna libertad que no le corresponde, cualquier cosa que a la Ama le desagrade, en definitiva. Si partimos de la base que la conversación es lo primero y primordial, una vez explicadas y entendidas las razones por las que el Ama considera que son inadecuadas esas actuaciones por parte del sumiso, si no cambia el hábito, las formas o lo que le haya señalado el Ama este sabe que será castigado. Es más, si el sumiso no es castigado sabiendo y siendo consciente del error perderá rápidamente el respeto del Ama y, con toda probabilidad, si decide seguir con Ella intentará dominar desde abajo.

Si el sumiso se da cuenta del error presentará una actitud que habitualmente es el sentimiento de pesar por haber defraudado a su Ama, que Ella haya depositado su confianza en él y este le haya fallado suele ser un motor de por sí poderoso para un cambio de actitud si la entrega hacia Ella es real. De hecho, la inmensa mayoría de las veces, sólo esta tribulación es suficiente para que el sumiso modifique esa actitud que desagrada al Ama y la corrija por sí mismo. Si no se siente así debería verse como indicio de que algo no funciona bien en la relación.

En el caso de que la Dominante decida que debe castigar, el castigo elegido debe producir un rechazo, debe ser desagradable para él, pero nunca transgredir ninguno de sus límites. Esa es la naturaleza del castigo. EL Ama debe ser mesurada pero a la vez intransigente ante comportamientos que Ella crea que han sido inadecuados. A veces este castigo es producto de una decisión tomada con rapidez si la afrenta debe corregirse en inmediato, las menos porque en caliente no es adecuado actuar, y en otros casos puede ser más meditado. Pero siempre el Ama debe controlar la situación y hacer sentir al sumiso ese control. Si el Ama no sabe qué respuesta dar lo mejor será que posponga el castigo antes que quedar Ella en evidencia. La Dominante debe dominarse primero a sí misma.

Es un error pasar una conducta no deseada por alto pero también lo es excederse en el castigo. Y siempre luego, tras este, se vuelve a conversar para saber cómo se siente el sumiso y lo adecuado de la intervención.

La sutileza y la complejidad de la Dominación estriba en darse cuenta del tipo de error, de si es un fallo aislado y no provocado a propósito o si en ese fallo no se ocultara algo más profundo que un mero error en sí. De ahí la importancia de valorar despacio si la conducta a corregir proceda de algo que distorsione o produzca un ruido al que haya que dedicar más análisis que un castigo aislado y pasajero. El castigar continuamente carece de sentido, habrá que pensar si el sumiso es el adecuado para esa Ama, del mismo modo que el sumiso deberá plantearse si los castigos recibidos son coherentes y lógicos para él.

No todo lo que se lee o se ve en las redes sociales o en los vídeos FemDom como castigo es tal por mucho que a nosotros nos pueda resultar desagradable o impactante. No es un castigo como tal infligir dolor a un masoquista, hacer trampling a un fetichista de pies, vestir de mujer a una Sissy. Eso no es un castigo en sí porque él siente placer ante ese tipo de prácticas. Si esto no se sabe el supuesto castigo pierde su naturaleza. Por eso la importancia de conocer muy bien al sumiso, sus filias y sus fobias. El castigo sólo puede producir un placer muy concreto: el saberse sometido y que el Ama es la que Domina, sin ningún género de dudas. Si existen dudas por parte del sumiso respecto a quién domina, la relación tiene los días contados. Del mismo modo que si la Dominante se siente impotente ante los desafíos del sumiso. Para esto es mejor poner distancia y analizar el problema cada uno por su lado.

Conclusión

El castigo en las relaciones D/s es una herramienta compleja que requiere un profundo conocimiento mutuo, respeto a los límites establecidos y una aplicación cuidadosa. Su efectividad depende de la capacidad del Ama para entender las motivaciones del sumiso y aplicar medidas correctivas apropiadas sin excederse. El objetivo final es mantener el equilibrio de poder en la relación y fomentar el crecimiento personal del sumiso dentro de los parámetros acordados.

4 comentarios en «El castigo en el ámbito del BDSM»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *