Hombre sumiso contemplando los tacones de una Mujer Dominante, simbolizando la relación de poder y la dinámica de la FemDom, donde la dominación femenina se expresa más allá del deseo y el dinero.
¿Qué queda de la FemDom cuando el deseo y el dinero mandan? Una mirada crítica desde la experiencia sumisa sobre cómo devolver voz, poder y sentido a las Mujeres Dominantes.

He leído de todo: “un sumiso que me pague chatgtp”, “un sumiso que me pague la cuota del gym”, “un sumiso que me haga de chofer mañana”, “un sumiso que me pague las copas esta noche”, “un sumiso que contribuya a mis vacaciones”…. la lista es larga y estoy seguro que todos y cada uno de ustedes pueden añadir otras “ofertas” que han leído.

¿Qué tienen en común todas ellas? La pulsión sexual del varón (y su imaginario) y el dinero. Y todo ello asociado al BDSM y más concretamente a la FemDom.

Es mi convicción personal que todos estos anuncios, su abrumadora presencia en redes sociales y las premisas bajo las que operan (deseo masculino y rentabilidad económica) han contribuido a herir aún más a la ya de por sí tan herida dominación femenina.

Y no, esto no tiene nada que ver con la existencia de la dominación profesional, a la que respeto profundamente, sino a la generalización de una dominación donde el cliente manda y donde la FemDom no es motor de subversión de valores sino única y exclusivamente de jugueteo picante de alcoba.

Desde mi humilde visión y experiencia como sumiso en la FemDom desde hace más años de los que me acuerdo, la dominación femenina necesita repensar, como comunidad, su identidad.


La esencia de la dominación femenina

La dominación femenina es por definición una relación consensuada y asimétrica de poder donde la agencia le corresponde siempre a la Mujer y en el que el sujeto dominado encuentra, mediante el servicio, la expresión de su ser.

Lógicamente, y nadie lo niega, en esa expresión del ser de ambos —de la Mujer y del sujeto dominado— las risas, la sexualidad, la complicidad, el amor, juegan un papel fundamental.

Alguien podrá argüir que todo esto se da en las relaciones fetichistas con las que hemos empezado este artículo, pero solo basta ver la marea inmensa de quejas que cada día postean las chicas que se dedican a ello para darse cuenta de que, bajo la apariencia de dominación y cesión de poder, lo que en realidad hay es hombres buscando saciar su deseo y chicas que proporcionan ese servicio a cambio de un precio (que no siempre reciben, pues los hombres no están interesados más que en usarlas como medio para alcanzar el fin de su deseo sexual y ellas en sacar rédito económico de la situación).


Nombrar las cosas por su nombre

Necesitamos perder el miedo a llamar a cada cosa por su nombre.

Necesitamos crear espacios donde las mujeres puedan hacer oír su voz, donde la FemDom se exprese con matices femeninos, donde los hombres podamos escuchar una narrativa distinta a la normativa.

Necesitamos crear espacios donde las fiestas fetish no sean la única manifestación de la FemDom y donde se busque hacer oír la voz de las Mujeres Dominantes.

La identificación tan masculina de la sexualidad con el “hacer” (follar, sesionar, mazmorrear…) y la preeminencia del dinero y las sesiones pagadas han dejado en penumbra el escuchar.

Escuchar a las Mujeres a quien decimos adorar, aprender su narrativa y descubrir lo que la FemDom es o debería ser para Ellas.


Una cuestión de números y poder

Por desgracia hay una cuestión numérica que condiciona toda iniciativa.

En la MaleDom, aún siendo minoritaria con respecto a la sociedad en general, hay un buen número de D y s.

Sin embargo, en la FemDom, el número ingente de fetichistas, kinkys, sumisos comparado con el número de D hace que quienes dominen la escena —con gustos, preferencias, estéticas, fantasías— sean los sujetos dominados y no las D.

Esto solo se puede invertir si las D y sus sumisos se conectan para crear una narrativa alternativa, una narrativa donde su voz se pueda oír, una red FemDom que convoque, proponga, dirija quedadas, talleres y fiestas en las que Ellas lleven de verdad la voz cantante.


Una FemDom herida pero viva

La dominación femenina amateur está tocada y herida, pero no hundida ni mucho menos. Eso sí, necesita de figuras que lideren, convoquen y dejen oír su voz. De nosotros, todos los que formamos parte de la FemDom, depende.

Eso sí, sin la voz de las Mujeres que convoque y guíe no será posible.

@fidelservus

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Tras la huella de una Dómina
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