La dominación femenina reducida a una transacción: el clientelismo en la FemDom convierte el deseo en un banquete ya consumido por el mercado masculino
A raíz de un hilo que escribió Fidel, colaborador de este blog, en Twitter, le pedí que desarrollara sus reflexiones en una entrada porque sus pensamientos coincidían completamente con mi análisis sobre lo que se visibiliza de la Dominación Femenina en redes sociales.
Su texto pone el dedo en la llaga de algo fundamental: cómo la herencia patriarcal de la disciplina inglesa victoriana sigue contaminando la FemDom actual. Pero me gustaría añadir una perspectiva complementaria que creo que explica el mecanismo por el cual se perpetúa este problema.
La Performance del Clientelismo
En la actualidad, lo que se visibiliza de la FemDom es una performance al servicio de la satisfacción masculina entendida desde el punto de vista del clientelismo. Es decir, la lógica transaccional es la que contamina y difumina todo, creando exactamente esa «Maledom encubierta» que Fidel describe tan acertadamente.
Esta dinámica clientelar atrapa tanto a dominantes como a sumisos en un sistema que, paradójicamente, coloca las expectativas masculinas en el centro de lo que debería ser dominación femenina. Las mujeres quedan atrapadas en un sistema que las obliga a interpretar un papel diseñado por y para la mirada masculina, mientras se les vende la ilusión de que están ejerciendo poder.
La Lógica del Intercambio Comercial en el BDSM
Cuando analizamos este sistema desde la óptica del BDSM, observamos cómo la lógica del intercambio comercial (incluso cuando no hay dinero de por medio) contamina las dinámicas:
- El «cliente» (sumiso) espera recibir un «servicio» específico que satisfaga sus fantasías preconcebidas
- La «prestadora» (dominante) debe ajustarse a las expectativas del cliente para mantener su «lealtad» o relevancia
- La relación se centra en satisfacer las necesidades y fantasías masculinas predefinidas
- El sistema se perpetúa porque el «cliente» mantiene el poder de elección y validación
La Paradoja Central
La contradicción es brutal: se supone que estamos hablando de dominación femenina, pero en realidad la mujer está subordinada a las expectativas del «cliente» masculino. Es decir, la «dominante» en realidad está siendo dominada por las demandas del mercado masculino.
Esta mentalidad clientelar convierte a las dominantes en «proveedoras de servicios» que deben:
- Adaptarse a los gustos del «mercado» masculino
- Priorizar la satisfacción del cliente sobre su propia autenticidad
- Competir ofreciendo lo que «vende» mejor en redes sociales
- Invisibilizar sus propios deseos si no coinciden con la demanda
El Círculo Vicioso que Perpetúa el Sistema
- Los hombres definen qué es «buena» dominación basándose en sus fantasías y consumo pornográfico
- Las mujeres adaptan su performance a esas expectativas para tener «éxito» o visibilidad
- Se visibiliza solo lo que «funciona» comercialmente o genera engagement
- Esto refuerza los estereotipos de lo que debe ser una dominante «real»
- Las nuevas generaciones aprenden este modelo distorsionado como si fuera auténtica FemDom
Conectando con el Análisis de Fidel
Este clientelismo es exactamente el mecanismo que mantiene viva esa herencia de la disciplina inglesa que Fidel describe. Aquellos caballeros victorianos que «jugaban a perder el control» pero nunca lo perdían realmente han encontrado su versión digital: hombres que buscan la fantasía de ser dominados, pero manteniendo el control real a través de su poder como «clientes» que eligen, validan o descartan.
Como bien señala Fidel, seguimos poniendo «en el centro al varón. Su pulsión. Su deseo. Su paja.» Y el clientelismo es el sistema que garantiza que esto siga siendo así, porque convierte el deseo femenino auténtico en un producto que debe ajustarse a la demanda masculina para ser «exitoso» o visible.
Hacia una FemDom Auténtica
La salida de este círculo vicioso requiere, como propone Fidel, visibilizar esa otra masculinidad y esa otra feminidad que él describe. Pero también requiere romper con la lógica clientelar que nos tiene atrapadas.
Para ello necesitamos de Mujeres que, lejos de verse arrastradas por el brillo del dinero, hayan llegado a la Dominación por una necesidad de satisfacción sexual íntima, por un autoconocimiento, por un desarrollo personal donde les mueva el control, la satisfacción del otro y su deseo por encima de regalos y premios.
Necesitamos espacios donde la dominación femenina no sea una performance para el consumo masculino, sino una exploración auténtica del poder femenino, de nuestros propios deseos, de nuestras propias formas de liderar y de relacionarnos, a nuestra manera, no funcionando como el espejo donde ellos quieren reflejarse.
Porque mientras sigamos atrapadas en la lógica del «cliente siempre tiene la razón», nunca tendremos la FemDom transgresora que tanto necesitamos. Y nunca escucharemos realmente la voz de las mujeres dominantes por encima del ruido del mercado.
@scheherezadedom