La feminización II


Con este título me gustaría dar mi opinión de qué siente el Ama, en este caso hablaré en primera persona. La entrada surge a partir de una pregunta formulada por un sumiso en Twitter. Él me comentaba que no comprendía esta práctica. Que si bien la respetaba no llegaba a entender qué sentía la Mujer Dominante para hacer eso. Me ha parecido una pregunta interesante. Así que voy a intentar explicar mi proceso individual respecto a algo que en un principio me pareció que entraba en conflicto con mi forma de entender la Dominación.

En La feminización ya comenté que fue una práctica que cuando me estaba iniciando en el FEMDOM no me terminaba de explicar. Yo pensaba que lo que a mí me gustaba era someter al hombre, al varón. Que un hombre se doblegara ante mí. No por llevar Dom en mi Nick, sino por ser Mujer y Dómina. Esto es lo que me parecía de lo más estimulante e interesante en mis comienzos, luego no veía que llegara a gustarme la feminización.

Pero, claro, si mi deseo es doblegar al hombre, una vez conseguido, lo más excitante fue quitarle todo su poder sexual, es decir, controlar y anular su erección. Esa es una sensación de control y dominación muy poderosa para ambos. El hombre queda «castrado» ante el Poder y la Voluntad de la Dómina. Queda desprovisto de algo que para él desde su más tierna infancia ha sido la imagen de la seguridad en sí mismo. El pene es lo que en principio los diferencia de las niñas. Marca la diferencia primigenia del sujeto varón. Desde pequeño sus erecciones son recibidas con «admiración» por parte de su familia más cercana. Llegan a sentirse y mostrarse orgullosos de ese apéndice que cambia de forma y deja a los demás sorprendidos.

Los hombres que tienen el pene pequeño, cosa que saben desde que empiezan a compararse (todos los chicos lo hacen), rápidamente tienen consciencia de que la partida no va a su favor respecto a los otros. O subliman esa deficiencia o les lastra para toda la vida. Hay muchas formas de sublimar una carencia y Yo sólo indicaré que de hecho, algunos se hacen sumisos porque fueron objeto de mofa y vergüenza desde muy pronto. Algunos esa humillación la derivan hacia excitación sexual y otros, en cambio, no consiguen resolver ese conflicto.

La erección en el hombre es, por tanto, algo determinante para ellos, la imagen del falo psíquico es poderosa como ya explico en El sumiso ante el strapon: el Poder de la Ama, para ellos y para la sociedad en general. El Ama disfruta «corrigiendo» ese poder, el Poder lo detenta Ella, entonces elimina los rasgos físicos del poder del sumiso. Lo encierra. Lo anula. Le pone un cb. Y se hace con un strapom.

Como Ama disfruto con esto, así que lógicamente, deseo seguir eliminando vestigios varoniles en el sumiso para que disfrute con experiencias y situaciones desconocidas para él. Que le incomode. Situaciones con las que posiblemente sienta cierto o bastante rechazo. Que le hagan demostrar que su entrega no solo tiene como objetivo su propio placer sino mi placer en primer lugar. Que su sumisión es real. Que Yo soy lo más importante.

La feminización es una de las opciones que tenemos, puede haber otras pero me limito al título de la entrada.

El hombre al verse como mujer se suele sentir ridículo. Dejando fuera a travestis y transexuales, evidentemente. En el imaginario colectivo un hombre disfrazado de mujer siempre ha sido objeto de broma, de burla. Se disfrazan en carnavales cuando todo está permitido y ellos, entendiendo que lo hacen sólo como una forma de hacer gracia, muestran sin ser conscientes un deseo no explícito de feminización. Los carnavales siempre fue un momento de catarsis social en donde los participantes pueden mostrarse públicamente de otra manera a los convencionalismos impuestos.

Si Nosotras jugamos con la feminización nos vamos a encontrar con todo esto. Feminizar para mí no es hacerles inferiores en cuanto a que le hagamos mujeres, es despojarle de su masculinidad. Si no se es hombre se es mujer, desde el punto de vista genético, a no ser que se sea hermafrodita, una particularidad genética poco frecuente. Si quitamos al varón nos quedamos con la mujer. Incluso el hombre homosexual sigue siendo hombre cuyo deseo es otro hombre.

Si el Ama, además, es sádica y disfruta con La humillación, como es mi caso, algún día hablaré con más detenimiento del sadismo, se dan los ingredientes necesarios para que pueda disfrutar de despojar al hombre de todos sus atributos y llevarlo hacia la perversión de disfrutar de su feminidad, especialmente si el hombre es marcadamente heterosexual. Que se contemple como mujer, que disfrute con lo que jamás hubiera hecho si no es por la voluntad y deseo de su Ama. Llevarlo a asomarse a un abismo, el abismo del sexo contrario y disfrutarse porque a su Ama le da placer.

Verlo despojado de sus atributos masculinos, observarse feminizados en actitudes más o menos humillantes a las Amas sádicas como Yo nos produce una enorme sensación de control y Poder. Sentirlos aturdidos y desconcertados, vejados y llevados a límites que puedan ser incómodos para él es una constatación de su sometimiento. Por todo esto el Ama ve incrementado el morbo. Mi deseo fluye y se muestra con su indefensión.

El sumiso demuestra la sumisión anulando prejuicios y condicionantes educacionales. Transgrediendo su propio género. Por eso es tan importante saber a quién se entrega porque la feminización puede iniciar un camino de descubrimiento que quizás necesite elaborar psicológicamente fuera de las sesiones y puede abrir la puerta hacia terrenos desconocidos y temidos. El Ama se ocupa de que este camino se transite con la dirección y la velocidad adecuada. Está para apoyarlo y sostenerlo. Comprobar su autoestima y mantener su seguridad.

Por último me gustaría añadir que hay que conocer muy bien al sumiso, saber si lo ha hecho antes, si es su deseo, si es un límite, si es una fantasía y si sueña con llevarla a cabo porque la feminización puede ser una arma de doble filo. Todo lo que implique humillación lo es. Hay que ir con cuidado por más que se lea que es una práctica habitual en el FEMDOM.

2 comentarios sobre “La feminización II

  1. Muy interesante. Y fascinante. Yo me siento muy a gusto con mi anatomía masculina, pero me excita inmensamente ser feminizado y tratado como una mujer. De hecho, podría definirme como hombre en la calle y lesbiana (sumisa) en la cama. Lo cuento, porque no me he sentido humillado cuando lo cuento y me tratan así. Otra cosa sería dar con un Ama que lo llevara realmente lejos, extremo que aún no he experimentado. Un saludo y enhorabuena por tus aportaciones al tema.

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  2. Yo disfruto la feminizacion unicamente en mi rol de sissy maid. lo cual quiere decir que nunca aspiro a emular a una mujer ni a querer serlo, solo me hace sentir inferior y me excita que mi Ama me condiciones cada dia mas, me despersonalice y me entrene para ser una buena sirvienta, de tal manera que he tenido Amas que nunca han sabido mi nombre masculino y para ellas nunca he sido nada mas que su sirvienta sumisa, viviendolo con toda naturalidad, cada dia mas acostumbradas a nuestros roles, sinque se vea como una «escena», simplemente servidumbre y humillacion.Saludos, Ama, desde Venezuela…ramona

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